Pruebas de imagen
En este tercer encuentro de FisioyPlus, cuatro fisioterapeutas abordan uno de los temas más presentes —y a la vez más controvertidos— en la práctica clínica: el uso (y abuso) de las pruebas de imagen en el abordaje de pacientes con dolor musculoesquelético. ¿Qué papel juegan realmente las resonancias, radiografías o ecografías en el diagnóstico y tratamiento? ¿Ayudan a sanar o a enfermar más?
1. Una realidad clínica que todos conocen
La discusión parte de una cifra impactante: en España se invierten más de 3.500 millones de euros al año en pruebas de imagen, una parte considerable en el ámbito musculoesquelético. Sin embargo, todos los ponentes coinciden: menos del 10% de estas pruebas aportan un valor real en fisioterapia. La mayoría solo refuerzan etiquetas diagnósticas o generan miedo innecesario.
“En el ámbito musculoesquelético, una resonancia rara vez cambia el tratamiento. Y muchas veces, lo entorpece.”
2. El problema: diagnosticar imágenes, no personas
Uno de los focos del debate es cómo estas pruebas generan un exceso de etiquetado («hernia», «protusión», «artrosis») que condiciona negativamente al paciente:
- Refuerzan creencias erróneas sobre el origen del dolor.
- Generan temor al movimiento o a la recaída.
- Focalizan la atención en el daño estructural, no en el contexto o la causa funcional.
“Una hernia discal puede no doler nunca. Pero cuando se ve en una imagen, se convierte en el centro del problema.”
3. ¿Qué debería prevalecer? Exploración, anamnesis y criterio clínico
Los participantes defienden que, en la mayoría de los casos, una buena anamnesis y exploración clínica bastan para orientar el tratamiento sin necesidad de imagen. De hecho, muchas veces las pruebas solo se solicitan por:
- Presión del paciente («quiero saber qué tengo»).
- Protocolo hospitalario.
- Justificación para aseguradoras (en países como México).
“Si se usaran las pruebas complementarias como eso —complemento de una anamnesis profunda—, el sistema sería más eficaz y el paciente estaría mejor atendido.”
4. El lado oscuro: cuando la imagen bloquea el tratamiento
La conversación también aborda el impacto psicológico y central de los hallazgos en imagen:
- Cambios cerebrales por sugestión visual (efecto nocebo).
- Pérdida de confianza en el cuerpo.
- Cronificación del dolor por miedo y evitación.
Uno de los fisioterapeutas describe cómo dedica la primera sesión entera a “desactivar” el impacto de las pruebas de imagen en pacientes crónicos.
5. ¿Entonces son inútiles? No: se trata de cuándo, cómo y para qué
Aunque críticos, los participantes no rechazan el uso de pruebas de imagen. Identifican criterios claros para solicitarlas:
- Presencia de trauma con sospecha de lesión estructural.
- Síntomas neurológicos o signos clínicos atípicos.
- Sospecha de tumoración, infección o patología sistémica.
- Casos donde se ha agotado la vía conservadora sin resultados.
“Lo que no debemos hacer es usar la imagen como diagnóstico automático de dolor, ni para satisfacer protocolos o cubrir inseguridades clínicas.”
6. El rol del fisioterapeuta: educar, traducir y contextualizar
El fisioterapeuta debe asumir un rol activo como intérprete de la imagen:
- Educar al paciente sobre lo que realmente significa un hallazgo.
- Explicar la alta prevalencia de “lesiones” en personas asintomáticas.
- Poner en contexto lo que se ve… con lo que se vive.
“La degeneración articular no es una patología, es parte de envejecer. ¿Quién dijo que el tiempo pasa solo para la piel?”
7. ¿Y el futuro? Sentido común, tecnología útil y formación
El cierre del debate plantea caminos a futuro:
- La tecnología (ecografía, RM funcional) puede ayudar si no se convierte en un fin en sí mismo.
- Urge formar a nuevos profesionales en criterio clínico, no solo en protocolos y herramientas.
- Se aboga por una medicina que recupere el sentido común como base, más allá de lo publicado.
“No pido que la fisioterapia se base en la evidencia… solo que se base, al menos, en el sentido común.”
Conclusión: ¿ángel o demonio?
Las pruebas de imagen ni son el enemigo ni son la solución. Mal usadas, patologizan, bloquean e intoxican. Bien empleadas, son una herramienta potente para descartar, confirmar o guiar con precisión. La clave está en el criterio del profesional y la educación al paciente.
💬 ¿Qué opinas tú como profesional de la salud?
- ¿En qué casos usas las pruebas de imagen?
- ¿Cómo explicas sus resultados a tus pacientes?
- ¿Cómo equilibras la necesidad de información con el riesgo de “sobrediagnóstico”?

Diciembre 12, 2024
Enero 09, 2024
Iñigo Junquera
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